Los duelos es estas terribles circunstancias que nos acechan son especialmente duros, pues al no poder las familias acompañar en el hospital, ni despedirse de sus seres queridos en el duelo, no pueden vivir de forma natural la ausencia. Debemos trabajar el sentimiento de culpa y así poder cerrar el ciclo de vida. Recordemos que durante este periodo, por cuestiones legales, no pueden participar en el funeral, no podrán honrar el cuerpo, ni siquiera ver la caja. Se contacta con ellos por teléfono indicando la fecha de la incineración y donde pueden recoger las cenizas, es como si el familiar simplemente desapareciera.
Ante esta situación tan anómala, muchas veces esto suele provocar el trauma de la negación; el poder llegar a pensar que se trata de un lamentable error, que puede que sus seres queridos se encuentren todavía con vida en algún lugar del hospital. Con situaciones de confrontación con los profesionales sanitarios y administrativos.
Como últimos responsables tratamos de hacer entender que hay demasiadas personas en esta compleja situación que puedan pasar de esa primera fase de negación a la ira, elaborar la rabia y el enfado por la perdida.
Una técnica que podemos utilizar en estos casos es la llamada “negociación” una herramienta para poder “construir” esa última conversación, poder sacar esa sensación de decir aquello que no pudimos en ese momento, una ventilación emocional. Puede ayudar mucho la conversación a una silla vacía ¿Qué le dirías si la tuvieras ahora mismo delante? El escribir una carta contándole como nos sentimos o buscar una caja donde colocar los objetos que nos han unido y que tienen para ambos un significado especial. Esta es una manera de recuperar lo que la extraña situación nos ha quitado, el construir una despedida.
¿Como contárselo a los más pequeños? Siempre con la verdad por delante. Tal vez solicitarle que le escriba una carta o un dibujo para ese familiar. Eso ayudará a cerrar el ciclo emocional de los pequeños.
Debemos recordar que los niños absorben emociones de sus progenitores, si nosotros estamos alterados o con cuadros de ansiedad lo transmitiremos a nuestros niños. En esos casos las técnicas para gestionar la respiración, nos serán de gran ayuda.
La cuarentena hace que la convivencia y sus consecuencias sean más complicadas en ciertas familias. Pueden salir a la luz todos los problemas que ya existían antes, pero que no se detectaron porque no eramos conscientes.
En lugar de ver esta cuarentena como un elemento apocalíptico o destructor de familias debemos tomarlo como una gran oportunidad de crecimiento personal. Pensemos que de esta situación saldremos reforzados.